Maximizando la experiencia de usuario
Seguramente hayas leído u oído hablar de la «Experiencia de usuario» como un cacareado mantra que las marcas tratan de asimilar para hacerlo efectivo sin más. Para saber exactamente de qué estamos hablando hagamos un poco de retrospectiva.
El enfoque tradicional sólo consideraba la interacción con el usuario como un canal más de entrada y salida de datos. Así dicho, y en los tiempos que corren, casi parece una falta de respecto al usuario, y a más de uno se le habrá pasado algo parecido por la cabeza tras 4 horas de mecanizaciones de datos frente a una pantalla estática, sobria, y desprovista de cualquier vestigio de humanidad.
La proliferación de aplicaciones y sobre todo el auge de las aplicaciones web – que de partida contaban con ciertas limitaciones frente a las aplicaciones de escritorio – propiciaron que se estudiara de forma realmente concienzuda la usabilidad de las mismas. Con el tiempo surgieron nuevos estándares y patrones de diseño (web 2.0) que mejoraron notablemente la forma en que el usuario interactuaba con aplicaciones web, hasta el punto de invertir la curva y conseguir mejores ratios de ergonomía y satisfacción frente a muchas aplicaciones clásicas de escritorio. Paradójicamente, la tecnología disponible para las aplicaciones de escritorio permite potencialmente elaborar mecanismos mucho más ricos y ágiles para facilitar la interacción con el usuario.
¿Qué falla entonces para que la mayoría de las aplicaciones de gestión sigan ancladas en el pasado? Por un lado una clara desafección con el usuario, al cual no se lo ha tenido en cuenta primando criterios comerciales enfocados casi exclusivamente a mandos decisorios en la adquisición del software. Pero también ha fallado en muchos casos una necesaria y continua reinversión para garantizar la evolutividad del software, estando el mercado repleto de aplicaciones con una base tecnológica obsoleta que precisarían ser reescritas desde cero, lo que en muchos casos requiere un enorme esfuerzo que nunca es llevado a cabo.
Y volviendo al tema que nos ocupa, ¿cómo se diseña la experiencia del usuario? Pues no hay una respuesta clara y efectiva, pero sí una serie de directrices que necesariamente se deben ir ajustando midiendo el grado de satisfacción del usuario. Los factores de diseño son tanto ergonómicos como sociológicos e incluso psicológicos, algo así como el Feng Shui aplicado al software. A modo de ejemplo enlazo algunas pantallas del sistema ERP Vortex Evolution, específicamente diseñado siguiendo estos criterios. Si alguien piensa que el esfuerzo de abordar este tipo de consideraciones es frívolo y fútil quizás deba primero hacer el esfuerzo de consultar alguno de los abundantes estudios, artículos, y encuestas que al respecto pueblan la red.
Como conclusión acabaré diciendo que la aplicación del diseño de la experiencia de usuario en software, y muy especialmente en sistemas ERP, es uno de los principales factores que permiten incrementar, no sólo la usabilidad de estas aplicaciones, sino también la productividad y el grado de satisfacción de las mismas. Y lo mejor de todo -y esto es una apreciación personal- el usuario lo percibe desde el primer momento, yo diría que desde que le hacen la demo. Es como cuando uno está buscando casa y nada más entrar de visita a su futuro hogar percibe una serie de sensaciones que en un primer momento no puede concretar pero que son determinantes en su elección.